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jueves, 18 de abril de 2019

JUDAS ISCARIOTE, EL FIEL TRAIDOR

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Vituperado, símbolo de la avaricia y perfecto modelo del traidor. Ese es Judas Iscariote para el imaginario popular, el hombre que entregó a Jesús para el martirio y la muerte.

Pero, ¿qué sabemos del personaje que juega un papel central en la tragedia de Semana Santa? Porque, más allá de lo mencionado, y la inocente quema que en México se hace de su imagen durante el Sábado de Gloria, realmente es poco lo que se menciona sobre él.

Los evangelios canónicos tampoco son amables con el Iscariote. 

El evangelio de Marcos, por ejemplo, dice: " Jesús  subió a la montaña y llamó a sí a quienes quiso, y fueron con él. Y reunió a doce, que también denominó apóstoles(...) para enviarlos a predicar y con autoridad para echar demonios (...) y a Simón le dio el nombre de Pedro, y a Jacobo el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Jacobo, también los apodó Boanerges, que significa hijos del trueno; Y a Andrés, Filipo, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo el de Alfeo, y Tadeo, Simón el Celador  y Judas Iscariote, que llegó a traicionarlo." (C.  3 Vrs- 13-19)

Debemos leer con mucho cuidado esto, ya que se afirma que Jesús "llamó a quienes quiso", es decir, actuó según su libre albedrío.

Páginas después, vuelve a aparecer Judas en el evangelio de Marcos. Es de llamar la atención que en resto del ministerio de Jesús no lo nombran hasta el momento de la traición, cuando: "Judas Iscariote, uno de los doce, se dirigió a los sumos sacerdotes para entregárselo. Y ellos, al oírlo, se alegraron y prometieron darle dinero. Y buscaba cómo lo entregaría en el momento oportuno" (C. 14, Vrs. 10-11).

Y más tarde: "se presentó Judas, uno de los doce, y con él una muchedumbre con espadas y estacas de parte de los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos. Había dado el traidor la señal convenida diciéndoles: «Al que yo bese, él es, capturadlo y marchaos con seguridad». Y echando a andar al instante y acercándose le dijo: «Rabí», y lo besó. Ellos le echaron mano y lo capturaron." (Marcos, C. 14 Vrs. 43-46)

En el resto del evangelio de Marcos no se vuelve a saber nada de Judas. 

Por su parte, Mateo recalca la traición, y es él quien asegura que el pago fue de 30 monedas de plata.  De hecho, en este evangelio es donde se da cuenta de una de las declaraciones más dramáticas desarrolladas durante la Última Cena, cuando Jesús dice " «Con seguridad os digo que uno de vosotros me entregará». Y muy entristecidos comenzaron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo, señor?».  Y como respuesta, dijo él:  «El Hijo del hombre camina por donde está escrito sobre él, ¡ay del hombre aquel por al cual el Hijo del hombre es entregado!; ¡mejor hubiera sido para él si no hubiera nacido!». Como respuesta le dijo Judas, el que lo iba a entregar:«¿Acaso soy yo, rabí?». Le dijo: «Tú lo has dicho»  (C. 26, Vrs., 21-25).

Mateo también ahonda un poco en la historia de Judas. Por él sabemos el profundo remordimiento que sintió al ver que condenaban a su maestro: " arrepentido devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y ancianos diciendo: «Pequé al entregaros una sangre inocente». Ellos dijeron: «¿Qué nos importa? Tú verás».  Y tras arrojar las treinta monedas de plata al Templo se alejó, y se marchó y ahorcó" (C. 27. Vrs. 3-5).

En el evangelio de Lucas  se repite toda esta historia. Sólo es distinto en una parte. En ella, afirma que Judas actuó instigado por las fuerzas del mal, ya que asegura: "Entró Satanás en Judas, el llamado Iscariote, que se contaba entre los doce;  fue y trató con los sumos sacerdotes y oficiales cómo se lo entregaría. Y se alegraron y convinieron darle dinero" (C. 22. Vrs. 3-5)

Es en el hermoso evangelio de Juan donde por primera vez encontramos una motivación humana para la traición, para el evangelista, Judas Iscariote era simplemente un ladrón ambicioso.

En el capítulo 12, Judas reclama porque una mujer unge a Jesús con un perfume sumamente caro, de modo que sucede lo siguiente:  "Pero dijo Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que iba a entregarlo: «¿Por qué no se vendió este perfume por trescientos denarios y se dio a los pobres?».  Y dijo esto no porque se preocupara de los pobres, sino porque era un ladrón y por tener la caja común se llevaba lo que se echaba".

Teniendo en cuenta lo que sucede en los 4 evangelios canónicos, podemos sacar dos conclusiones. Que Judas era un hombre ambicioso y que Jesús lo eligió como apóstol aún sabiendo lo que iba  a hacer...o quizá precisamente por ello. 

De nueva cuenta, los evangelios apócrifos son más ricos en detalles. 

Por ejemplo, en el Evangelio Árabe de la Infancia se habla de una especie de predestinación entre ambos, por lo que en el párrafo  33 se narra que: "Cuando Jesús cumplió tres años, había por allí una mujer cuyo hijo, de nombre Judas, estaba poseído. Siempre que el demonio se manifestaba en él, se ponía a magullar a todos los que se le acercaban y, si no encontraba a nadie, se mordisqueaba sus propios brazos y piernas (...) Judas se sentó a la derecha de Jesús y(...) se puso a dar golpes y morder el flanco izquierdo de Jesús haciendo que se quejase y llorase. Pero de repente, el demonio salió huyendo de Judas bajo la forma de un perro rabioso. Este niño era Judas Iscariote, el que entregó Jesús a la muerte. La parte del cuerpo de Nuestro Señor que Judas lastimó recibiría una herida de lanza el día de la pasión".

En el texto llamado  Declaración de José de Arimatea, incluso se asegura que Judas Iscariote era sobrino del Sumo Sacerdote Caifás y que todo lo ocurrido fue resultado de un plan ideado desde hacía mucho tiempo: " Llamaron a Judas Iscariote para hablar con él. Era Judas hijo de un hermano del sacerdote Caifás. No era discípulo sincero de Jesús, sino que lo había persuadido con mentiras la muchedumbre de los judíos para que lo siguiera; pero no para que hiciera caso de los prodigios realizados por él (...) sino para que se lo entregase a traición (...) Le habían dado regalos por una acción tan gloriosa junto con una didracma de oro al día. Llevaba ya dos años viviendo con Jesús..."

En ese mismo evangelio apócrifo se asegura que el pago a Judas fueron 30 monedas de oro, y no de plata.

Como hemos podido observar, los juicios en contra de Judas siempre son negativos. No obstante, en 1978 apareció un texto llamado Evangelio de Judas, dado a conocer hasta el año 2006. En él, es otra la imagen que tenemos del apóstol maldito. 

Este libro es inquietante porque, además de ofrecer una versión distinta a la tradicional, se ha comprobado que no es un falsificación. Se estima que fue escrito alrededor del año 100 a 150 después de Cristo. Es decir, es contemporáneo a lo que conocemos como evangelios canónicos.

Pero, ¿qué hay en su interior? 

Pues, entre otras cuestiones, aparece la escena donde Jesús se ríe de la simpleza de los apóstoles, diciendo "«¿Acaso me conocéis? En verdad os digo que ninguna generación de los hombres que están entre vosotros me conocerá». Cuando escucharon esto sus discípulos, empezaron a enfadarse y enfurecerse y a blasfemar  en su corazón".

En este evangelio, Jesús se muestra mucho más compasivo con Judas, tomándolo, incluso, como alguien superior al resto de los apóstoles. Prueba de ello es que le dice: «Sepárate de ellos. Yo te contaré los misterios del Reino no para que tú los alcances, porque tú sufres mucho. Pues otro ocupará tu lugar para que ellos doce (discípulos) otra vez alcancen la perfección ante su Dios»". 

Mientras que en otra parte le asegura un lugar de privilegio al afirmar: "«Tú serás el número trece, y serás maldecido por las demás generaciones, pero terminarás por gobernarlos..."

El resto del evangelio -desafortunadamente incompleto en varias líneas- transcurre mientras Jesús instruye a Judas Iscariote en profundos conocimientos gnósticos, apartado del resto de discípulos, para concluir reafirmando su superioridad sobre el resto de los apóstoles, ya que Cristo le dice: "Tú, sin embargo, serás más que todos ellos, pues sacrificarás el cuerpo que me lleva...". 

En vista de lo anterior, cabe preguntarnos si Judas era realmente un traidor. ¿Y si fuera el único que comprendió la misión de Jesús?

Porque, reconozcámoslo, sin sacrificio de Jesús, no hay redención, por consecuencia, era necesario que alguien entregara a Cristo para sufrir la pasión y muerte. Pero ¿quién de los apóstoles  tendría el valor de hacerlo?

Jorge Luis Borges, el inmenso genio argentino, escribió un cuento denominado Tres Versiones de Judas, donde juega con la idea de que, inclusive, este personaje pudo ser el verdadero Mesías.  

Después de todo lo aquí expuesto, cualquier idea, por descabellada que parezca al principio, comienza a tener otro aspecto si la analizamos detenidamente. 




























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