Atlacomulco, Méx. marzo verde y refulgente de 2019.- Al decidir curarse en salud y destacar que nunca más se volverá a hacer leña del árbol caído, el presidente municipal de Atlacomulco, destacó que a partir del día de hoy, todos los árboles del municipio cuentan con la ciudadanía que los reconoce como atlacomulquenses honorables.
Como se recordará, toda esta situación comenzó con el derribo de un pirul ubicado en la que fuera casa de nacimiento de Isidro Fabela Alfaro. A partir de ello, miles y miles de atlacomulquenses -que nunca en su vida se han parado en el Centro Cultural más que para ir al baño- comenzaron un justo reclamo por lo que se considera daño en patrimonio municipal.
Calificando de ecocidio (¿?) lo sucedido, los soflamados jueces de las redes sociales de inmediato se lanzaron a pedir que, para equilibrar la balanza, ahora se siembren mil árboles a lo largo de las calles municipales, no llegando a un acuerdo, hasta el momento, si se debe priorizar entre árboles maderables, frutales, torcidos o el árbol de la esperanza que vive solo en el campo.
A este respecto, en las distintas instituciones educativas, como la Rafael Favila o en la Primaria Anexa a la Normal, ya se trabaja con los pequeñitos, para que desde este momento vayan aprendiendo el nuevo himno municipal, creación de Alberto Cortez, intitulado "mi árbol y yo".
El cuerpo edilicio de la ciudad, por su parte, ha recalcado en las maestras que pongan mucho énfasis en la parte de la melodía que expresa:
Al llegar la primavera,
abonamos bien la tierra
y lo cubrimos de agua;
con trocitos de madera,
hicimos una barrera
para que no se dañara.
...para que los educandos comiencen a sentir una fuerte empatía por la vida vegetal.
De igual forma, ya se está concretando la publicación de un compendio de 10 tomos -obviamente en versión digital- referentes a la silvicultura, llenos de frases con certera sabiduría popular como "Al que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija", "Árbol que no frutea, bueno es para leña", "Aunque supiese que mañana es la víspera del fin del mundo, hoy plantaría un árbol", "Desde pequeñito se endereza el arbolito" o está última, pletórica de saber humano, "Cuando un árbol cae, los monos se dispersan".
A la espera de estas acciones, aún resta por dilucidar si todos los que expresaron su enojo ante el derribo del árbol, abandonarán el uso del papel higiénico como una forma efectiva de hacer evidente su malestar, volviendo al ecológico uso de piedras.
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