Ahí va una verdad de a kilo: a la mayoría de los atlacomulquenses (supongo que debe andar en un 80 por ciento) no le interesa conocer el Bando Municipal. Es letra muerta. Un compendio de leyes que, en el mejor de los casos, resultan aburridas de leer (¿o era “ler”?), por lo que el 5 de febrero, a nivel popular, pasa sin pena ni gloria
De cualquier modo, hay que atender lo que se dice en ese texto que norma la convivencia social dentro de este municipio.
Entre muchas de las cuestiones que se suelen expresar, estaban consignadas las fechas para celebrar a nivel municipal. Días en los que nacieron o fallecieron distintos personajes que (dependiendo de la mentalidad política del momento) formaron lo que es el Atlacomulco actual.
Pues bien, entre esas fechas a conmemorar por parte del ayuntamiento local, estaban consignadas en el Bando Municipal 2018, las siguientes:
16 de enero Aniversario Luctuoso del Lic. Guillermo Colín Sánchez en 1999
19 de marzo Aniversario del Natalicio del Profr. Roberto Barrios Castro en 1908
25 de marzo Aniversario Luctuoso del Lic. Mario Colín Sánchez en 1983
14 de mayo Aniversario del Natalicio del Ing. Salvador Sánchez Colín en 1912
22 de junio Aniversario del Natalicio del Lic. Mario Colín Sánchez en 1922
20 de julio Aniversario Luctuoso del C.P. Juan Monroy Pérez en 1999
12 de agosto Aniversario Luctuoso del Lic. Isidro Fabela Alfaro en 1964
21 de agosto Aniversario del Natalicio del C. Alfredo del Mazo Vélez en 1904
19 de diciembre Aniversario Luctuoso del C. Alfredo del Mazo Vélez en 1975
Pero el 2019 trajo cambios y este es uno de ellos: ya ninguna de estas fechas, al menos para las autoridades municipales, es digna del recuerdo, por lo que no aparecen en el nuevo Bando.
Si somos memoriosos (ah...me acordé de Borges), puede ser que recordemos algún hecho donde los antes mencionados hayan destacado o justifiquen su presencia en Bandos anteriores. Después de todo, hablamos de gobernadores; un jurista, poeta y profesor; y otro profesor, diputado y líder cenecista.
¿Qué tienen en común? Todos son (o fueron) atlacomulquenses. Todos, también, priistas de primer orden a nivel estatal. Muchos de ellos hoy desconocidos entre sus paisanos. De hecho, supongo que el único presente en la memoria es Isidro Fabela, y eso por el monumento que existe en el centro de la ciudad.
Una cosa es cierta, ya desde los tiempos como presidente electo, Roberto Téllez, el actual alcalde, manifestó que algunas fechas cívicas serían evaluadas en las conmemoraciones municipales. Esa promesa, al menos la cumplió.
Pero, ¿esto nos ayuda, nos perjudica o nos deja igual?
Para responder a ello, tenemos que ir a una cuestión antropológica. La de los mitos fundacionales. Los aztecas decían que para fundar Tenochtitlán primero deberían ver un águila devorando una serpiente. Los romanos aseguraban ser hijos de la loba que amamantó a Rómulo y Remo. El pueblo israelita seguía una columna de fuego y humo a través del desierto en busca de la tierra prometida.
Y así, todos los pueblos tratan de darse a sí mismos un origen grandioso, si se puede, hasta religioso. Atlacomulco no es ajeno. Aquí, el mito fundacional comienza con Isidro Fabela Alfaro, equivalente a Moisés, que llevó a este municipio a lo que es en la actualidad.
Tal vez por eso, y porque es una fecha de conmemoración a nivel estatal, es que sólo se conservó el 29 de junio de 1882, aniversario del natalicio de don Isidro, como un día emblemático.
Con el borrón y cuenta nueva de esas fechas históricas estamos contemplando el reinicio del proceso fundacional para este municipio. Un proceso que quién sabe si dure o sea pasajero.
¿Por qué lo digo? Pues porque en el mismo Bando 2019, en el añadido artículo 17 bis, se menciona entre las fechas de remembranza cultural del municipio al 1 de julio, como “Primer Aniversario del Triunfo de la Democracia”.
Esto, si sabemos interpretar, es un intento de derruir el pasado y comenzar a contar los años a partir del triunfo de Morena.
Así es el poder y así son sus códigos, sin importar de cuál partido político hablemos.
Sólo los ingenuos se sorprenden por ello.
A propósito: de que el mismo presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Monseñor Rogelio Cabrera López, reconoció que 152 sacerdotes católicos culpables de pederastia han sido retirados de sus cargos en los pasados 9 años, cabe preguntarnos cómo se aborda el tema en la Diócesis de Atlacomulco.
¿Somos benditos? ¿Nada de tentaciones en ese rubro? Si sacamos cuentas, estadísticamente es más de un caso al mes en México.
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