Si se quiere exhibir a una persona, al menos hay que tener la categoría para hacerlo.
Eso debería saberlo el presidente municipal de Jocotitlán, Iván Esquer. Sobre todo porque, de sus dichos, queda constancia y no falta quien los registre.
Por ejemplo, si tiene problemas con la novena regidora de su cabildo, Eulalia Mendoza Modesto, al menos debería tratar de arreglarlos en lo privado. No es de caballeros el hacerlo en una sesión de cabildo, y menos cuando se hace con ánimo infantil.
Por ejemplo, como resultado de la queja que la regidora mencionada hizo sobre el proceso de elección de delegados en Santa María Citendejé, manifestando que fue muy escasa la difusión y que, además, se realizó un día martes que, por supuesto, era laboral; Esquer salió muy bien del paso.
El presidente municipal le recordó que era obligación de todos los miembros del cabildo difundir los procesos ciudadanos, así que, en el estricto sentido de la palabra, en caso de existir esa omisión, también era responsabilidad de la regidora.
Con eso era suficiente.
Pero luego tomar la palabra para decir lo que aquí se cita textual, ya fue un exceso.
"Hace uso de la palabra el presidente municpal (sic) para agradecer a los servidores públicos e integrantes del cabildo que fungieron como comisionados para llevar acabo (sic) las asambleas en todas las comunidades del municipio el pasado 19 y 24 de marzo en la elección de COPACIS y delegados y subdelegados municipales, excepto a la regidora Eulalia Mendoza Modesto porque no acudió a desarrollar la asamblea encomendada señalando que estuvo presente y promoviendo el voto a la planilla de Morena en la comunidad de Santa María Citendeje comunidad donde ella radica"
¿Por qué es un exceso-además de una redacción que avergonzaría a un niño de segundo año de primaria-?
Primero porque, si tenía pruebas de lo que afirmaba, podía establecer responsabilidad administrativa a la regidora (¿lo haría?), por realizar activismo político en horario laboral, algo en lo que -casualidades de esta vida- durante mucho tiempo se destacó el priismo.
Segundo porque, según refirió la regidora Eulalia, ese día no se presentó a la actividad encomendada porque tuvo un problema personal, si aclarar cuál. Aunque, según añadió, sí acudió a Santa María Citendejé porque -¡qué bondadosa y obediente- la gente la llamó.
Esto último, por supuesto que abona más a la sospecha que a clarificar el punto de la regidora.
De cualquier modo, a este catálogo de humor involuntario por parte del presidente y la regidora -mucho oficio político, al parecer, no tienen-, se sumó la actitud lacayuna y servil de la regidora Yadira Martínez Miguel, quien afirmó con vehemencia que ella siempre cumpliría las tareas que le encomiende el ayuntamiento.
¿Alguien le preguntó?
No, pero un adulador con iniciativa nunca lo ha necesitado.
*****ESTE TEXTO ES PROPIEDAD DE LEVIZ DIGITAL******
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