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lunes, 15 de abril de 2019

MAGDALENA NO ERA PUTA, EN REALIDAD FUE MÁS DIGNA QUE LOS APÓSTOLES

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Una cosa es cierta, en realidad, la mayoría de quienes se confiesan seguidores de alguna religión derivada del cristianismo -católicos por excelencia- desconocen los textos originales en los que se fundamenta su religión. Ni los han leído, ni ganas tienen de hacerlo.

En consecuencia, sus conocimientos religiosos suelen basarse en la tradición oral, en lo que escuchan en la iglesia -cuando llegan a poner atención en la misa, claro- y en lo que se presenta a través de películas de corte religioso.

Una de las tradiciones que han sobrevivido hasta el día de hoy toca la figura de María Magdalena. La prostituta arrepentida, la puta que Jesús redimió. 

¿Esto es cierto? ¿En qué se basa?

Por siglos, este malentendido no ha hecho más que crecer, con la complacencia -o al menos la omisión- de las autoridades religiosas, por la confusión de los nombres y los hechos. El nombre de "María" -Miriam, en el hebreo original- se le asigna a distintas personas en los evangelios canónicos y apócrifos.

Se habla, por ejemplo, de María de Magdala, María la esposa de Cleofas, María la de Salomé, María la madre de Cristo y de muchas otras mujeres que tienen ese nombre.

Ahora bien, ¿por qué necesariamente relacionar a María Magdalena con una prostituta? La realidad es que el papel de las mujeres es tan nebuloso en los 4 evangelios canónicos -Mateo, Marcos, Lucas y Juan- que se presta a bastantes confusiones.

En uno de los episodios más famosos en la vida de Jesús, le llevan a una mujer adúltera que debe ser apedreada, conforme a la ley judía. Esperan él dé su consentimiento. Cristo se niega a avalar la sentencia y ahí nace la frase "el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra".

Otro, no tan conocido, es cuando, durante un banquete, llega una mujer con fama de pecadora ante Jesús, se arrodilla y llorando lava sus pies con sus propias lágrimas, luego los seca con sus cabellos y los rocía con perfume.

La tradición supuso que ambas eran la misma y que su nombre era María de Magdala, es decir, María Magdalena.

Pero, analicemos lo que se dice  en los evangelios canónicos, es decir, los únicos aceptados por la Iglesia Católica, aunque eso no necesariamente los hace exclusivamente verdaderos.

La primera mención formal que se hace de ella la encontramos en Marcos, 10, 9; donde se menciona: "Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios."

Ahí nace la idea de que era una pecadora. El pecado por antonomasia en las mujeres es el de lujuria -como provocadoras, por supuesto-  De ahí relacionarla con la putería, fue automático.

Con Mateo, la situación mejora un poco. Si bien omite nombrarla como una de las figuras principales en el círculo de Jesús, al menos le otorga una valentía que no tuvieron la mayoría de los apóstoles, al referir que durante la crucifixión y muerte: "Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea para servirlo; entre ellas estaba María Magdalena ..." (Cp. 27, Vr. 55).

Mientras que más tarde, cuando es la primera en ir al sepulcro de Jesús y no encuentra el cuerpo, un ángel le dice: "No temas, pues sé que buscas a Jesús el crucificado; no está aquí, pues fue resucitado como dijo... Ve rápidamente y dile a sus discípulos que fue resucitado de los muertos..." (Cp. 28, Vrs. 6-7).

Lucas no añade nada nuevo, a lo ya relatado, pero en el Evangelio de Juan encontramos una de las situaciones más curiosas. Magdalena es, de nueva cuenta, la primera en atestiguar la resurrección del Señor.

Sucede del siguiente modo, ella acude al huerto donde está sepultado Jesús. Observa que la piedra que cubre el sepulcro fue removida y comienza a llorar al no encontrar el cadáver. A su espalda alguien le habla, ella reconoce al mesías y se lanza a tratar de abrazarlo, entonces Jesús la detiene y dice: "No me toques, pues todavía no he subido hacia mi Padre; ve con mis hermanos y diles: “Subo a mi Padre y vuestro Padre, Dios mío y Dios vuestro”». Entonces María Magdalena se marchó para anunciar a los discípulos: «He visto al Señor»" (Cap. 20 Vrs. 17-18).

Muchos nos preguntamos por qué la aversión de Jesús a un contacto físico.

Sean cuales sean las razones, no deja de ser un dato extraño.

Pasemos a lo que se dice de María Magdalena en los evangelios apócrifos, donde se ofrecen datos mucho más ricos sobre ella. Uno de ellos tiene por nombre Evangelio de María, donde se asienta la posición privilegiada de Magdalena con respecto al resto de los apóstoles.

De hecho, en uno de los pasajes de este texto, Magdalena habla sobre los conceptos que Jesús le transmitió sólo a ella. De inmediato, Pedro -el futuro San Pedro, fundador de la Iglesia Católica- descalifica sus palabras y termina por hacerla llorar.

Ante ello, Mateo expresa: "Pedro, desde siempre has sido colérico. Ahora te veo ejercitándote contra la mujer, al modo en que lo hacen los adversarios. Si el Salvador la ha hecho digna, ¿quién eres tú para rechazarla? Con seguridad el Salvador la conoce bien; por esto la amó más que a nosotros..." (Párrafo 18).

Mucho más inquietante -ni tanto- es lo que podemos leer en el Evangelio de Felipe, donde se asegura que: "Tres (mujeres) caminaban siempre con el Señor: María, su madre; la hermana de esta, y Magdalena, que es denominada «su compañera»" (32), mientras que líneas adelante se expresa "Y la compañera del [Salvador es] María Magdalena. El [Salvador] la amaba más que a todos los discípulos, y la besaba frecuentemente en la [boca]. Los demás [discípulos] [se acercaron a ella para preguntar]. Ellos le dijeron: «¿Por qué la amas más que a todos nosotros?». El Salvador respondió y les dijo: «¿Por qué no os amo a vosotros como a ella?». Un ciego y un vidente, estando ambos a oscuras, no se distinguen entre sí. Cuando llega la luz, entonces el vidente verá la luz, y el que es ciego permanecerá a oscuras" (55-56).

¿Alguien imagina a Jesús -el ente divino por excelencia- como un ser en ejercicio de su sexualidad con María Magdalena?

Tras este breve recuento de su figura histórica, lo cierto es que María Magdalena debería ser considerada como la verdadera cabeza de una hipotética iglesia fundada por Jesús.

Pudo ser o no su compañera y amada,  pero es evidente que ella tuvo el coraje de seguir al maestro hasta el suplicio, mientras todos los demás apóstoles -a excepción de Juan- se escondían y hasta lo negaban.

Además, ella fue la primera en ver al hijo de Dios resucitado y ser quien transmitiera el milagro.

Todo un privilegio y honor que, hasta ahora, se ha minimizado.













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