Roberto Téllez pudo iniciar su informe de 100 días de gobierno en Atlacomulco con un tono conciliador. No lo hizo. Prefirió la artillería pesada.
Dicen que en política la forma es el fondo. No estoy seguro, pero de ser correcto, en la mentalidad del presidente de Atlacomulco sigue vigente la idea de llamar a cuentas a su antecesora y equipo de trabajo. Todo conforme a lo que se comprometió durante su campaña política.
Vamos por partes.
Al comenzar su informe, Téllez manifestó recibir un municipio endeudado. Ahí comenzó el recuento de deudas y rezagos. Habló, por ejemplo, de adeudos del ISR, CFE y Comisión de Agua; pago de aguinaldos adelantados, laudos por casi 9 millones de pesos -ya se había hablado de ello en este medio de comunicación-, irregularidades y faltas administrativas en el lienzo charro, por las que ya se ha girado un oficio a la Auditoría Superior de la Federación.
El próximo rastro municipal también fue materia del informe, manifestando el robo de equipo indispensable para su mantenimiento, sumado a que no se hicieron trabajos hidráulicos y no existe dictamen de factibilidad.
En la nómina, dijo, había personal que firmaba pero no recibía ningún sueldo, algunos de los cuales, aseguró, están dispuestos a declarar ante el Ministerio Público. O, en otro rubro, personal que cobraba en el ayuntamiento, pero trabajaba en el PRI.
Sin mencionar cual, también dijo que derivado de la auditoría llevada a cabo por el Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM) a una administración pasada, ya se inició un proceso resarcitorio por 7 millones y medio de pesos, para reintegrar esos fondos.
En total, habló de un adeudo por 37 millones 842 mil 295 pesos. Toda una cifra.
¿Cuál es la intención de todo esto? O, más bien, ¿qué se interpreta con ello?
Para empezar, que aquella frase del Presidente AMLO, donde conmina a olvidar agravios del pasado, nomás no le va.
Pero, ¿es justicia?, ¿es venganza? Lo cierto es que puede ser cualquier opción... o ambas, porque una no obstaculiza a la otra.
Lo cierto es que este es un golpe de efecto en el ánimo popular. El pueblo quiere sangre (quien no entienda el contexto de esta frase, es un lerdo) y, al menos verbal, aquí tiene una poca.
¿Justifica esto los primeros 100 días de gobierno? Para mí, no. La esperanza que llevó a Roberto Téllez a la presidencia municipal implica mucho más que eso. De acuerdo, que se aplique la la ley y la justicia, pero también que se justifique y respalde con una actuación que marque distancia con lo que fue el priato.
Ahora bien, si la pretensión va más allá de la balconeada pública, habrá que ver actas, expedientes, números de carpeta y demás menjurjes legales.
Habrá que ver si esto va en serio, señor presidente.
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