Si el erotismo es parte de lo que nos define como seres
humanos; las manifestaciones que esta actividad genera, desde el inicio mismo
de la historia, es cuestión aparte. Múltiples estatuillas, pinturas, grabados,
bajo y alto relieves o esculturas son testigos de que el amor y el deseo nos
acompañan toda la vida y en todas épocas.

Japón no es ajeno a ello. Desde su extensa cultura en las
artes gráficas aparece el Hentai, quizá la más popular de sus expresiones
eróticas, ya que estamos hablando de historietas (comúnmente conocidas como
manga) 100% dedicadas al sexo.
Y no es que se aborde el tema con tabúes, además. En las
historias de Hentai, lo mismo aparecen encuentros heterosexuales que incestos, relaciones lésbicas,
amores homosexuales, violaciones, sexo grupal. Pulpos y tentáculos por doquier.

De este modo, el Hentai no se guarda nada, ni en el lenguaje ni
en lo gráfico. Mujeres hermosas con medidas imposibles, hombres con marcada musculatura o una
femineidad sugerente. Monstruos intergalácticos llegados a la tierra con la
única misión de pervertir colegialas.
Escribir y dibujar Hentai implica un poco de locura. La
desmesura de las situaciones así lo exige, teniendo en cuenta que, aún como ejercicio
de imaginación, hay bastante perversión en sus páginas.

De cualquier modo, no podemos omitir que las historietas del
Hentai, así como son artísticas, también implican pornografía. El sexo vende y, además, se vende bastante bien.
Por ello es que los puestos de periódicos
no están completos sin algún ejemplar a la vista, o la navegación web ofrece
tantos y tantos (y tantos) resultados.
¿Es el Hentai una actividad de pubertos inquietos? No
necesariamente. Como en toda la gama de expresiones humanas, hay quienes pueden
ofrecer algo más que desnudos, existen tramas interesantes y trazos sumamente
estéticos. El asunto de fondo es seleccionar.
El Hentai no muerde (qué lástima), así que, ¿por qué no
asomarse a este mundo alucinante?
Una mirada que no hará perder la santidad.
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