Al repetir por segunda ocasión en la presidencia municipal de Jocotitlán, Iván Esquer Cruz ha procurado enviar señales de que todo transcurre con normalidad en este municipio.
Es de entenderse, después de todo, a quien menos le favorece que la población comience a cuestionar las actividades que realiza el ayuntamiento es, precisamente, al alcalde.
Observar las sesiones de cabildo en Jocotitlán es, además, un ejercicio aburrido. Casi todos los regidores están de acuerdo con lo que dice el presidente municipal. Casi nadie cuestiona. Como niños buenos, se limitan a levantar la mano y no hacer mayor comentario.
De los regidores 1 al 6, es de entenderse, después de años de amaestramiento priista, lo normal en ellos es que no tengan una opinión divergente a su líder. "El que se mueve no sale en la foto" solía decir Fidel Velázquez , y aquí tenemos un ejemplo.
La lógica del militante priista promedio es quedarse callado, cuadrarse ante el jefe en turno y así, con mayor o menor fortuna, alcanzar un buen hueso.
¿Pero los regidores de oposición?
La única que parece tener ideas propias dentro de ese Cabildo es la séptima regidora, Mireya Gil López. Usualmente es la única que cuestiona las decisiones que no le parecen correctas.
Ejemplo de ello fue el repartimiento que se hizo de las comisiones edilicias. Como sabemos, cada regidor queda al frente de ciertas responsabilidades dentro de un ayuntamiento. A esas responsabilidades se les conoce como comisiones.
Pues bien, a la séptima regidora le -¿endilgaron?- otorgaron la comisión de Asuntos Internacionales y Apoyo al Migrante. Y vaya usted a saber por qué no le agradó esto, así como la asignación del resto de las comisiones edilicias. Lo cierto es que impugnó dicha decisión ante el Tribunal Electoral del Estado de México (TEEM) cuyo número de expediente es el JDCL/5/2019.
Ahí no paró la cosa. El Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de México también forma parte de las instancias ante las que se impugnó el hecho, con el el No. de expediente JA/96/2019. Por supuesto, también le solicitó apoyo a la Contraloría del Poder Legislativo del Estado de México, a través del expediente EI/I/042/2019.
La regidora asegura que una vez agotado el proceso se podría modificar la asignación de las citadas comisiones.
Pero eso no es todo.
Al hablar de su plan de trabajo , Mireya Gil sostuvo que esa es otro de los motivos de su inconformidad.
Para realizar un plan de trabajo, cada regidor debe conocer el techo financiero con el que contará cada regiduría -lo cual es bastante lógico-, y para acceder a este conocimiento es necesario que la Tesorería Municipal se lo haga saber, dato que, asegura, nunca le proporcionó el tesorero.
La situación empeora cuando, siempre bajo su dicho, las áreas de Tesorería y Planeación nunca le preguntaron su parecer para así poder elaborar un creíble Manual de Planeación, Programación y Presupuesto de Egresos Municipal para el Ejercicio Fiscal 2019.
Como era de esperarse, la aprobación del Presupuesto de Egresos se aprobó por mayoría en el Cabildo de Jocotitlán. La excepción volvió a ser la séptima regidora, quien impugnó esto, asegurando que no se realizó tal como lo define la ley.
Una vez más las instancias ante las que acudió fueron el TEEM con el expediente JDCL/ 26/2019, el Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de México a través del expediente JA/160/2019 y la Contraloría del Poder Legislativo del Estado de México, sin que se precisara el número de expediente.
Con lo anterior, no se trata de apoyar a nadie. La intención va en otro sentido.
Se supone -los ingenuos lo pensamos- que un Cabildo es espacio para la discusión de ideas y confrontar distintos pareceres.
Qué lástima que en Jocotitlán, sólo una persona crea que los regidores son un contrapeso, mientras que el resto se mantiene cobrando quincenas y acatando ordenes. Sin hacer olas, no se vaya a molestar el jefe.
Felices de la vida, eso sí.
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